Dado que la homeopatía es una medicina REACTIVA, es decir, estimula la capacidad de reacción del individuo frente a la enfermedad, se obtendrán efectos limitados en aquellas personas en las que su energía vital (y por su capacidad de respuesta) se encuentra debilitada (inmunodepresión, enfermedades largas y debilitantes, cáncer, etc). Lo mismo sucede cuando las lesiones en órganos o tejidos han sobrepasado su capacidad de recuperación y no pueden reaccionar ya al estímulo homeopático. En estos casos, la homeopatía será empleada conjuntamente con otras terapias.
En los tratamientos paliativos de enfermedades graves (cáncer, enfermedades del sistema nervioso y muscular, etc) la homeopatía puede mejorar sustancialmente la calidad de vida de los pacientes. La homeopatía puede ser el tratamiento de elección en el resto de afecciones, pudiéndose compatibilizar con tratamientos convencionales en el caso de que fuese necesario.